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Pero yo ya no soy yo (*Por Josué Quirós Arias)

Pero yo ya no soy yo

Dramaturgia: basada en Romancero Gitano de Federico García Lorca

Dirección: Luis Ernesto Solís Badilla

Fecha: Septiembre 2024

Lugar: Teatro Universitario de la Universidad de Costa Rica

Agrupación: No Aplica

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¿Quiere que vayamos a ver su espectáculo y escribamos sobre él? Escríbame: raizteatro@gmail.com o a través de nuestro Facebook: Raíz Teatro https://www.facebook.com/raizteatro/

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¿Quién…soy?: crítica Pero yo ya no soy yo 

(asesoría y aprobación por M. Ed. Katherine LaPey Peytrequín Gómez)

Al leer Romancero gitano de Federico García Lorca identifico un sufrimiento que se evidencia desde el primero hasta el decimoquinto poema; parece casi una línea invisible que deambula por cada uno de los versos de este poemario. García-Lorca declama: «San Gabriel: El niño llora / en el vientre de su madre.» (1983, pág. 301), ¿existe ya una pena que antecede incluso nuestra existencia?

Recientemente aprecié la obra bajo la dirección de Luis Ernesto Solís, Pero yo ya no soy yo, en el Teatro Universitario de la Universidad de Costa Rica (TU-UCR). Está cargada de un simbolismo estético, dramático y reflexivo. Todo inspirado en el poemario de Lorca que mencioné (Porras, 2025), done Solís, junto con el elenco, traza esta línea de sentimiento en cada una de las escenas y diálogos de esta producción. Se trata de una narrativa teatral y poética que nos lleva por un camino muy cercano a la realidad, más de lo que pensaríamos: la incertidumbre, el dolor y la confusión de la vida, no en una etapa específica, sino en cualquier momento. Cuando experimentamos una pérdida, especialmente la personal; cuando estamos tristes; cuando dudamos de cuál es el camino que deberíamos de seguir; cuando no sabemos nuestra identidad. 

«Pero yo ya no soy yo, / ni mi casa es ya mi casa. / Compadre, quiero morir / decentemente en mi cama.» (García-Lorca, 1983, pág. 292). ¿Si me voy?, ¿si te vas?, ¿si nos vamos de cualquier lugar, de cualquier persona, de cualquier objeto; me pierdo o me encuentro? Dudas como estas, pasaban por mi mente mientras el elenco de la obra me gritaba casi directo al oído - mientras seguían su escena - :¿QUIÉN SOS? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN ERES? ¿QUIÉN SOY?. —¡No lo sé!. Les grité de vuelta. Días después de ver la obra aún no lo sé. ¿Qué hay que hacer para encontrarse?

Tres aspectos de esta producción fueron los que me llevaron a esa inmersión desde la  comodidad del asiento en donde estuve durante toda la hora: la dirección, la actuación y la escenografía. La dirección de Solís se ve plasmada de forma notoria en los otros dos elementos: transformando lo poético de Lorca en un trabajo teatral. Esto no debe ser un trabajo sencillo, pero lo logró. El factor argumentativo que despliega Solís alcanza lo que Lenín Garrido describe como una especie de factor mágico en la metamorfosis que se produce entre las unidades de la persona espectadora, la persona que actúa y el personaje que se está actuando (Garrido, 2006, pág. 66); en Pero yo ya no soy yo se encuentra ese vínculo entre las tres partes, porque ha logrado transformar ese sentimentalismo de los escritos del poeta español en una elaboración teatral costarricense vivencial y hasta, podría decirse, que se experimenta con frecuencia. 

Este buen manejo de lo argumentativo ante lo que se vive por un duelo, un abuso, la pérdida personal y la presión social por definirse (Porras, 2025) se destaca  fuerte y poderoso con la actuación de las seis personas que se encuentran en escena. Los personajes creados por: Fiorella Sharpe, Keilyn Orozco, Francella Lizano, Melissa Vargas, Diego Sequeira y Daniel Murillo, se sienten de una forma intensa para el espectador, como si cada uno de estos fuéramos nosotros mismos ahí en el escenario: nos estamos viendo representados. Destaco en cada una de estas personas un profundo profesionalismo y habilidad para transmitir y consumir a quien observa con la emoción o sentimiento que están representando. En muchos momentos sentía la desesperación, la tristeza, la felicidad y hasta la pena que transmitían estas personas intérpretes. 

«El veinticinco de junio / abrió sus ojos Amargo, / y el veinticinco de agosto / se tendió para cerrarlos.» (García-Lorca, 1983, pág. 309), como estos cuatro versos del poemario se sentía la escenografía de la obra. Desde el inicio, el sonido en la sala creaba un ambiente casi tenebroso; las flores colgadas recuerdan a eso que se va; las columnas de papeles y los papeles por todas partes, parecían esos cabos que a veces no logramos atar en la vida; los textiles me recordaban a todo eso que cubrimos cuando queremos evitar algo, olvidarlo o hasta eliminarlo pero solo momentáneamente, hasta que podamos con ello. Todas las sillas que se presentaron sin duda eran esos asientos en los que hemos estado pero que no queremos estar, de los que si pudiéramos escapar por siempre lo haríamos sin pensarlo. 

¿Qué hay antes, durante, y después de un sentimiento tan fuerte? Después de digerir esta obra propongo que hay tantos ecos, tantas sensaciones, tantos pensamientos…tanto de todo, dentro de cualquier parte del cuerpo que es casi imposible describirlos uno a uno. Así se plasman los personajes en la obra: no hay un quién es quién, no hay una delimitación de un rol al actuar, parece que Solís ideó la obra para que, como público, podamos entender que hay tanto dentro en cada momento que es sumamente complicado delimitarlo a un solo aspecto específico, así como García-Lorca también lo deja implícito en sus escritos. 

El pasado es el que más aflora en esta obra. Para contrastar, García-Lorca declama: «Acuérdate de la Virgen / porque te vas a morir.» (1983, pág. 305), no solo hay que recordar [el pasado], parece que también hay que pedir [en el presente] para poder tener [en el futuro]; no solo hay que llorar el pasado, sino hay que aprender a vivir con él en el presente para llegar al futuro. Este es un mensaje implícito que me dejó la obra de Solís que aplica para todo ámbito de la vida: recuerdo mi identidad pasada para forjar la futura, para mejorar, para cambiar, para transformar. No me puedo estancar en un momento del tiempo, porque este avanza, y tengo que avanzar con él pero a mi ritmo. 

Pero yo ya no soy yo muestra un espacio de introspección y de reflexión, no solo para aquellas personas que atraviesan un momento difícil en su vida, sino para todo el público que viva una vida, para quien su corazón aún late y su respiración no se acaba. Para ver la vida como una conjunción de sentimientos. Para entender que la soledad no se afronta con soledad, sino que siempre se atraviesa en compañía con alguien más, pero más importante, con uno mismo. 

Josué Quirós Arias, historiador del arte en formación (UCR)

Referencias

García-Lorca, F. (1983). Poesía (J. Chabás, Ed.). Cuba

Garrido, L. (2006). La imagen teatral. Promesa. Costa Rica

Porras, J. (2025, Septiembre 3). Teatro Universitario estrena obra que reflexiona sobre duelo y lo muestra como herida que también florece. Semanario Universidad. https://semanariouniversidad.com/cultura/teatro-universitario-estrena-obra-que-reflexiona-sobre-duelo-y-lo-muestra-como-una-herida-que-tambien-florece 


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