Centroamérica vivió Sorella Morte de Raíz Teatro
Dramaturgia: Janil Johnson, Katherine LaPey Peytrequín Gómez, Valeria Méndez
Dirección: (general) Katherine LaPey Peytrequín Gómez
Fecha: del 15 al 20 febrero 2021
Lugar: Whatsapp y Correo electrónico
Agrupación: Raíz Teatro
Hora de inicio:
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Por: Wendy Carolina Lobo (Francisco Morazán, Honduras)
Soy Wendy de Honduras, y es la primera vez que participo de una obra de teatro de forma virtual. Muy agradecida de que me hicieran partícipe de esta experiencia, la he vivido con intensidad y me ha sido de mucha ayuda.
Les comparto que hace unos meses sufrí la pérdida de mi madre, por lo que al ir espectando las escenas de la obra experimenté la tristeza del recuerdo de mi madre. Lloré mucho, pero no porque me hizo mal la obra sino porque me dio la oportunidad de vivir mejor mi duelo. Como es de esperar, por mis circunstancias, me identifique con el personaje de Analía, estamos viviendo una situación parecida de amores que se quedan en el alma. Recuerdo que, ante la muerte de mi madre, no había palabras que me reconfortaran ese dolor tan profundo. En estos momentos sentimientos como la pena, la incredulidad, el bloqueo emocional, la rabia o la culpa pueden mezclarse de manera cruel. Lo positivo es que sí existieron palabras, o más que palabras; la sensación de estar rodeada de mis seres queridos, que me ayudaron a vivir de forma más llevadera mi duelo.
Sentía pena por la pérdida de mi madre, por nosotros como familia... Por un lado, me defendía con la“negación”; y por otro lado, me invitaban a tomar“descansos” en el sufrimiento, queriendo hablar con otras personas o haciendo actividades para dispersar mis pensamientos y distraer mis sentimientos.
Pero como Analía, me pasaba que me mostraba incapaz de interesarme o de involucrarme con lo que sucedía a mi alrededor, como bloqueada en lo emocional quizás inconscientemente para protegerme del dolor y la tristeza que nos paraliza.
En el desarrollo de la obra, fue de mucha importancia en mi reflexión personal, las preguntas que se hacía y nos hacía el personaje de Analía. Se quedaron conmigo cada una de ellas: “¿Qué le queda a un ser vivo sin vida? ¿La muerte? o ¿La vida después de la muerte? ¿Qué pasa cuando esa vida también se apaga? ¿Existe el final? ¿Existe la muerte definitiva?”
Eran preguntas directas y profundas, eran para mí, sentí que estaba allí conversando conmigo cuando decía: “¿Vos qué crees? ¿Vivir o morir? ¿Dónde estás? ¿Vida o muerte? ¿Cómo pasa el tiempo? ¿Viviendo o muriendo?”
La convulsión de pensamientos y sentimientos paradójicos son los que compartía con la Analía. Hay algunos que viven plenamente muriendo a lo viejo y abriéndose con esperanza al futuro, los que han decidido que la vida es la etapa para crecer en lo personal y ayudar a otros a crecer. Se trata de personas que, pese a todo, siguen adelante, luchan, pelean para conseguir su objetivo. En cambio, los que mueren viviendo, son los“que esperan el final”, no entienden que el final de la vida siempre es impredecible. Quienes mueren viviendo, van hacia delante sin importar a quien dejan en el camino herido. Mueren a la alegría de vivir para quedarse con el frio de la acumulación de bienes materiales, pero sin afecto.
“Sorella Morte” oraría San Francisco ante la inminencia de su muerte corporal. Ya quisiera poder comprender la muerte con la profundidad de la fe que la asimiló San Francisco, hasta recibirla como “hermana muerte”. Aunque es difícil, todos podemos crecer en la fe, aceptar la muerte de una manera natural y verla de una manera familiar.
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